In FrenchIn SpanishIn Russian
Algeria
Central Africa
Somalia
Sudan
West Africa
Zimbabwe
Afghanistan & Pakistan
Burma/Myanmar
Central Asia
Indonesia
Albania
Bosnia
Kosovo
Macedonia
Montenegro
Serbia
Colombia
EU
HIV/AIDS
Terrorism
Overview
Who's on ICG's Board
Who's on ICG's Staff
What they say about ICG
Publications
Latest Annual Report
Comments/Op-Eds
Internal News
Web site of Gareth Evans
Vacancies
How to help
Donors
ICG Brussels
ICG Washington
ICG New York
ICG Paris
ICG London
Media Releases
Media Contacts
Comments/Op-Eds
Crisisweb
About ICG
Information
Contacts
Funding
Media
Projects
Africa
Asia
Balkans
Latin America
Middle East
Issues

Subscribe to ICG newsletter
 
 
Search
 
 

"No abandonemos a Asia Central"
Comment by Gareth Evans in La Vanguardia


Las perspectivas que se abren ante los dirigentes de los pa�ses de Asia central han mejorado en los �ltimos seis meses. Antes del mes de septiembre del 2001, era una desamparada regi�n que hab�a desaparecido de las pantallas de radar del planeta. Uzbekist�n, Tayikist�n y Kirguist�n, que s�lo durante un decenio hab�an conocido la independencia, luchaban para mantener a raya el desplome econ�mico, las toxicoman�as en continuo auge y la presi�n de los activistas isl�micos establecidos en el vecino Afganist�n. En la actualidad, las operaciones militares contra los talib�n y Al Qaeda las han convertido en estados clave y en anfitriones de bases militares sostenidas por coaliciones de pa�ses aliados; son, adem�s, beneficiarios de nuevas iniciativas de ayuda y atenci�n.

Europa y Estados Unidos cometieron un error al abandonar esta regi�n en los a�os noventa. Asia central estuvo en peligro de convertirse en los pr�ximos Balcanes. Durante cinco a�os, los islamistas radicales en Afganist�n amenazaron a sus vecinos con inundarles de droga y extremismo religioso. La expulsi�n de los talib�n y de Al Qaeda no s�lo reduce estas amenazas, sino que tambi�n elimina las justificaciones aducidas por los estados de Asia central para volver sobre sus pasos en la l�nea reformista.

Las econom�as de Asia central han vacilado bajo la �gida de un funcionariado corrupto e inepto. Los inversores extranjeros han huido y el descontento se ceba en una poblaci�n joven, empobrecida y en auge demogr�fico. Los dirigentes de Asia central, en su mayor�a reliquias de los d�as de la Uni�n Sovi�tica, justificaron su falta de entusiasmo por la democracia y la econom�a de mercado diciendo que afrontaban una amenaza demasiado seria de los extremistas isl�micos como para abrir sus sociedades. Y, por el contrario, libraron campa�as incluso contra musulmanes moderados, encarcel�ndolos por llevar barba o leer impresos religiosos.

Cada uno de estos pa�ses carga con su propios problemas. Tayikist�n se recupera de una guerra civil que caus� la muerte de decenas de miles de personas; Uzbekist�n tiene un gobierno autoritario que niega a su pueblo igualdad de oportunidades o libertades b�sicas, y Kirguist�n se hunde en la deuda y la pobreza y se inclina hacia la represi�n pol�tica. Comparten problemas en materia de tensiones �tnicas y religiosas, droga y sida y fragilidad de la sociedad civil. Todos afrontan una serie de disputas fronterizas y problemas derivados del suministro de agua, petr�leo y medio ambiente.

Actualmente se abre una oportunidad para afrontar estas cuestiones. El primer paso que deben dar los estados de Asia central consiste en reconocer que ahora han resuelto la mayor amenaza externa y necesitan dedicarse a afrontar los problemas internos, lo que no suceder� sin una presi�n continuada, combinada con la ayuda de Occidente.

Espa�a, que ejerce actualmente la presidencia de turno de la UE, deber�a liderar el esfuerzo internacional para aportar estabilidad a Asia central. Europa se juega mucho en ello. El extremismo isl�mico plantea un riesgo global. Y, a medida que la UE se ampl�e, sus fronteras se aproximar�n mucho a una regi�n que podr�a acarrearle muchos quebraderos de cabeza.

Europa, para desempe�ar un papel �til, deber�a establecer una mayor presencia en Asia central. Hay escasas misiones diplom�ticas en la regi�n; la mayor�a de los pa�ses europeos mantienen contactos intermitentes a trav�s de sus embajadas en el lejano Mosc�. Son precisas visitas de personalidades que traigan el mensaje de que la represi�n no aporta la estabilidad. S�lo puede alcanzarse esta meta mediante el respeto a los derechos humanos y el fomento de la igualdad general de oportunidades. Europa ha de reconocer que Asia central es una prioridad, superando sus temores a que un mayor compromiso de su parte implique darle un pisot�n a Rusia. La ausencia de ambiciones estrat�gicas de Europa en la regi�n significa que podr�a constituir un socio atractivo para aquellos estados que se sienten demasiado presionados por Rusia, Estados Unidos y China. Ya no tiene sentido que Europa abrigue reservas por m�s tiempo.

La Uni�n Europea deber�a, en primer lugar, nombrar a la mayor brevedad un representante especial para Asia central para que act�e como canal directo de informaci�n que eleve sus informes al alto representante para la Pol�tica Exterior y de Seguridad Com�n de la UE, Javier Solana, e inversamente le transmita los relativos a la regi�n y, asimismo, para subrayar que esta regi�n importa. Y deber�a respaldar esta iniciativa mediante el compromiso de apertura de oficinas de la UE y la aplicaci�n de plenos acuerdos econ�micos y pol�ticos con los pa�ses de Asia central.

Hay de hecho planes para duplicar la ayuda, pero las cantidades son min�sculas. La regi�n recibir� probablemente una ayuda de s�lo 50 millones de euros, una gota en el oc�ano de los 8.000 millones de euros que gasta la Uni�n en el exterior cada a�o. La ayuda europea se ha invertido sobre todo en asistencia t�cnica in�til. En lugar de ese destino, deber�a emplearse all� donde las necesidades son m�s apremiantes: aliviando la pobreza, conteniendo el problema de la toxicoman�a y la extensi�n de enfermedades y promoviendo un mejor ejercicio de los derechos humanos. Si este dinero no se dilapida, Asia central debe hacer del combate contra la corrupci�n y del imperio de la ley sus m�ximas prioridades. Europa tiene que atrapar la oportunidad mientras la atenci�n se halla concentrada en Afganist�n y sus vecinos. Si se abandona a Asia central, como se abandon� a Afganist�n, la regi�n corre el peligro de convertirse en un problema igualmente grave en el futuro

Any comments about this publication? Click here



Home - About ICG - Central Asia Menu - Publications - Media - Contacts - Site Guide - TOP - Credits



Back to the homepage
Latest Reports
"No abandonemos a Asia Central"
Comment by Gareth Evans in La Vanguardia

Comment
5 June 2002

Central Asia: Water and Conflict
Report
30 May 2002

Central Asia: Border Disputes and Conflict Potential
Report
4 April 2002

The IMU and the Hizb-ut-Tahrir: Implications of the Afghanistan Campaign
Briefing
30 January 2002

Tajikistan: An Uncertain Peace
Report
24 December 2001